domingo, 1 de diciembre de 2013

ÁLBUM TERTULIA "LATCHO DROM" 2





HOMENAJE A TATE MONTOYA

El pasado 29 de Noviembre se inauguró una Plazuela con el nombre de nuestro compañero "Tate Montoya" en la barriada de "Las Veredillas" a la altura del Colegio Tierno Galván. Más tarde en la Casa de Cultura de Utrera se presentó su segunda novela titulada "Encadenados"





sábado, 21 de septiembre de 2013

RIÉNDOSE SE FUE EL “AGE”

Antonia Loreto Peña (?-?-1928 / 19-09-2013)

Ha muerto una gitana, una gitana que representa todos los valores y principios por los que nos guiamos los gitanos. El cariño y amor por la familia, la libertad y las ganas de vivir, la gracia, los infundios, el compás…. Por eso se nos ha ido otro de nuestros libros gitanos, esos que no se leen sino que se escuchan, esos que cuando se pierden parece que se pierde parte de la gitanería.

Antonia la del Navero era nieta de Pinini, hija del bailaor jerezano “El Feongo” y de la cantaora “María Peña”. Prima de las “Hermanas Torre” y de Fernanda y Bernarda. Hermana de “Pepa de Utrera”, de “Charrúa” y de Inés, Juana y Luisa Loreto. Madre de cinco hijos y matriarca de una larga familia de gitanos y gitanas.

Vitalista hasta el final, Antonia de María Peña, era uno de los pocos gitanos viejos presentes en todas las fiestas. Referente e icono de nuestra Tertulia; por su amor a la vida, por sus vivencias y forma de ser, nos acompañó en varias de nuestras reuniones donde nos regaló sus bailes y su forma de entender las cosas.

Se fue Antonia la Feonga, se fue el “age”, se fue la abuela “Nona”…
A.J.S.

viernes, 24 de mayo de 2013

A TATE



Uno sabe que la muerte es paciente y que se mantiene perseverante en la espera. Uno lo sabe, y aún así, siempre decimos que no nos coge preparados. Cuando viene nunca llega sola. Le acompaña el dolor por la pérdida de lo que se va y uno sabe que no va a volver jamás. Nunca vuelve lo que la muerte se lleva, y tomar conciencia de eso siempre es doloroso. Duele lo que se pierde porque se van cosas importantes para la vida que uno se va construyendo. Se van puntales, se van referentes; que es lo nosotros entendimos que era para nosotros José María Montoya López cuando hicimos la exposición a la que le pusimos ese nombre: “Referentes”.

Perdemos una presencia serena e inteligente que te reconfortaba con saber solamente que estaba ahí presente y preparado para intervenir en el momento oportuno con justicia y valentía. En nuestras tertulias y reuniones fue más que un acompañante, un apoyo, un cómplice. Estaba con el peso propio y el valor que toman los hombres que se construyen con verdad, con autenticidad, con sinceridad, con lo que nosotros entendemos que podemos llamar pureza. En nuestras últimas tertulias -que fueron las de sus últimos años- lo disfrutamos tal como quiso mostrarse a la vez que entregarse, porque nunca se tapó. Se entregaba a la reunión porque estaba a gusto. Recordaré siempre una mirada suya de aprobación y complicidad cuando alguien dijo de sí mismo que en aquellas reuniones se encontraba como en pocos sitios y con muy poca gente: porque no tenía ni que defenderse de nadie y que demostrar nada a nadie.

En esas últimas reuniones lo disfrutamos con ese valor añadido que tienen esas pocas personas que ya han hecho lo que tenían que hacer, que ya han cumplido con el mundo y con la vida y que aún mantienen viva la llama de la ilusión por las pocas cosas que la vida les ha enseñado que merecen la pena seguir entregándose y luchando por ellas. Tenía ese estigma indeleble del que le ha visto la cara a la muerte y está de vuelta en la vida para entregarse a lo que de verdad tiene valor. Los que le escuchamos y lo disfrutamos no podemos  olvidar la fuerza y la contundencia que tienen las opiniones y los consejos que nacen de la serenidad y la fuerza del que ha ganado el pulso a la muerte.

Duele saber que Tate se ha ido para siempre. Intentamos consolarnos con el buen recuerdo de una gran persona. Uno piensa que si es verdad que la memoria puede hacer que la justicia triunfe para que el mundo sea cada vez mejor, para hacer eso hacen falta personas que sepan ganarse el respeto de propios y extraños con formas de vida ejemplares. Hemos perdido un hombre de respeto y así lo recordamos.

Tan paradójico como saber que uno nace y vive para morir, es saber que el dolor de la pérdida es mayor cuanto más se disfrutó de lo que se tuvo y ahora se ha perdido para siempre. Esta es una de tantas certidumbres dolorosas. Es dolorosa la pérdida de quien se entregó sin reservas; de quien fué generoso en la confianza de que hacía lo que tenía que hacer porque estaba con los suyos, con los que lo habían elegido a él y él mismo los había elegido. Por eso uno no llora porque sí cuando recuerda esos últimos cantes en los que se nos entregó con tan pocas fuerzas ni facultades como con tanto exceso de entrega y sentimiento de quien no tiene ni que defenderse ni demostrar nada. Nos daba lo que tenía: conocimiento y sabiduría de la vida; la verdad y la valentía del generoso; lo que nosotros llamamos pureza.

Viernes, 24 de mayo de 2013.
Tertulia de Flamenco y Temas Gitanos de Utrera.